En memoria del Dos de Octubre de 1968
En memoria del Dos de Octubre de 1968
Francisco Javier Chaín Revuelta
Treinta y siete años después del movimiento estudiantil de 1968, muchos mexicanos no conocen lo que pasó y otros no tienen detalle del suceso; los documentos oficiales están confidenciales y los responsables quien sabe. Rituales de aniversario obligan más la nota que los recuerdos, la memoria es una forma del olvido, no anotaré las navegaciones en ríos estudiantiles desbordando Reforma para acumularse en un zócalo anochecido, campanazos de catedral, el mirar desde el techo del camión del Politécnico las bayonetas que brillan en las almenas de palacio nacional; el rodar de las provocadoras tanquetas selladas cruzando entre la muchedumbre que se abre; en el mismo techo, en la canastilla plateada del autobús el sollozo angustioso de la joven madre Rosario Ibarra al micrófono clamando al desierto: “¡Señor presidenteeeeee....quiero preguntarle... ¿Dónde está mi hijooooo...?
La nota no quiere recordar, quiere apuntar la tesis de que el 68 es el punto de inicio de la larga transición mexicana a la democracia. El movimiento del 68 fue libertario y pugnó por un cambio de los mecanismos autoritarios, más que buscarle coherencia ideológica y un claro proyecto, hay que verlo como una fiesta de rebeldía, que desafortunadamente terminó en masacre. La tragedia del 2 de octubre de 1968 no es sólo un momento particular o excepcional, sino también una consecuencia de una política represiva que poco a poco cerró los espacios de participación autónoma e independiente; antes que los estudiantes fueron reprimidos los profesionistas médicos, y más atrás obreros, ferrocarrileros y campesinos. El 68 fue quizá la expresión más acabada del fin de una larga hegemonía -como dirección intelectual y moral de una sociedad- cuyas características eran el régimen de un partido de Estado, una legitimidad de origen revolucionario que pasaba por las urnas sólo formalmente, la imposibilidad radical de la alternancia, la no competencia electoral, el presidencialismo como articulador principal del sistema político y un tablero restringido con reglas excluyentes para viejos y nuevos actores independientes. En aquellos días, algunas inteligencias estudiantiles con ambiciones económicas y políticas estaban obligados afiliarse al PRI, el único camino viable a sus particulares aspiraciones.
El 68 no tuvo efectos inmediatos; no hubo costos electorales para el PriGobierno en 70, pero hubo cambios en la vida política; no llegó una reforma política incluyente, vino un discurso de supuesta ``apertura'' así como expresiones de violencia guerrillera; fue diez años después, en 77, cuando hubo reforma política, que limitada, estableció bases de ampliación del espectro partidario y dio vida al moribundo esquema de partidos que en 76 produjo la solitaria campaña de López Portillo. Aparte del 68 hay una larga lucha de la oposición para conectar el desempeño gubernamental y los procesos electorales. Pasan 20 años después del 68 para que el sistema se fracturara frente al movimiento de millones de votos opositores que dieron el triunfo Cárdenas, el 88 es antecedente y vía de la alternancia del poder que empezó a recorrer la pista electoral en municipios, en (89) gubernaturas, (97) Congreso. 37 años después del 68 hay espacios de libertad de expresión, legitimidad en las urnas y la oposición gobierna. El 68 queda en la historia del siglo XX, es parte de luchas contra un sistema excluyente, es símbolo destacado contra el autoritarismo mexicano. El pueblo recuerda a sus estudiantes rebeldes que detonaron la larga marcha a la democracia mexicana, el 2 de Octubre del 68 ``no se olvida''... fjchain@hotmail.com 050929
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home