martes, junio 21, 2005

La Gran Biblioteca de Alejandría


Contra el miedo al saber: La Biblioteca de Alejandría
Francisco Javier Chaín Revuelta

El pequeño Oliver Twist de Charles Dickens, recién rescatado por rico caballero de la esclavitud y tortura de un horroroso hospicio inglés, al contemplar por primera vez una regia Biblioteca en casa de su salvador, preguntó: “What´s this” y la repuesta del Sir. “You do not understand it” Luego el Lord habló para sí mismo: “I don't now why with too many books, are few wise persons”

Cuando los arqueólogos ya leían escritura cuneiforme y podían trabajar en el actual Irak, antes que entraran los asesinos del imperio gringo, encontraron conservada la más antigua de las bibliotecas con miles de tablillas de arcilla, casi morían de gusto ya que conocerían vida y cultura escrita de Sumeria la más antigua de las civilizaciones. Cuando tradujeron se sorprendieron de que todos aquellos libros sólo relataban contratos de comercio donde el señor fulano, por tal préstamo, se comprometía a entregar tal o cual parte de tal cosecha al señor zutano.

Fue en Alejandría, durante los seiscientos años que se iniciaron hacia el 300 a.c. cuando los seres humanos emprendieron la aventura intelectual que los ha llevado a las orillas del espacio. Pero no queda nada del paisaje y de las sensaciones de aquella gloriosa ciudad de mármol. La opresión y el miedo al saber han arrasado casi todos los recuerdos de la antigua Alejandría. La ciudad (¿hay que decirlo?) fue fundada por Alejandro Magno quien estimuló el respeto por las culturas extrañas y una búsqueda sin prejuicios del conocimiento. Animó a sus generales y soldados a que se casaran con mujeres persas e indias. Respetaba los dioses de las demás naciones. Coleccionó formas de vida exóticas, entre ellas un elefante destinado a su maestro Aristóteles. Su ciudad estaba construida a una escala suntuosa, porque tenía que ser el centro mundial del comercio, de la cultura y del saber. Estaba adornada con amplias avenidas de treinta metros de ancho, con una arquitectura y una estatuaria elegante, con la tumba monumental de Alejandro y con un enorme faro, el Faros, una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Pero la maravilla mayor de Alejandría era su biblioteca y su correspondiente museo (en sentido literal, una institución dedicada a las especialidades de las Nueve Musas) Este lugar fue en su época el cerebro y la gloria de la mayor ciudad del planeta, el primer auténtico instituto de investigación de la historia del mundo. Los eruditos de la biblioteca estudiaban el Cosmos entero. Cosmos es una palabra griega que significa el orden del universo. Es en cierto modo lo opuesto a Caos. Presupone el carácter profundamente interrelacionado de todas las cosas. Inspira admiración ante la intrincada y sutil construcción del universo. Había en la biblioteca una comunidad de eruditos que exploraban la física, la literatura, la medicina, la astronomía, la geografía, la filosofía, las matemáticas, la biología y la ingeniería. La ciencia y la erudición habían llegado a su edad adulta. El genio florecía en aquellas salas. La Biblioteca de Alejandría es el lugar donde los hombres reunieron por primera vez de modo serio y sistemático el conocimiento del mundo. fjchain@hotmail.com