jueves, junio 30, 2005

Hacia una sociedad más justa

Globalización alternativa contra la globalización opresora

Francisco Javier Chaín Revuelta

Si desea imaginar juntas inmoralidad y repugnancia sólo basta imaginar algo que parezca inhumano como el hecho de que los trescientos más millonarios del norte posean más riqueza que cuarenta países donde vivimos miles de millones de personas. Para diagnósticar esta mala situación que vivimos debemos recordar que nuestras sociedades occidentales, modernas y capitalistas nacieron de la discrepancia entre experiencias y expectativas sociales, en el sentido de que las experiencias comunes y corrientes de la vida son menos brillantes que las expectativas.

Las sociedades antiguas proveían progreso que no era parte del contrato político. En las sociedades premodernas de contrato político no había esa discrepancia que consiste en que una persona que nace pobre puede morir rico, o quien nace iletrado puede morir como padre o madre de un doctor o abogado, es decir, las expectativas se consideran positivas y más brillantes que las experiencias. Este esquema por supuesto que tiene que ser regulado de acuerdo a dos procesos positivistas reflejados en el slogan Orden y Progreso.

Toda la lucha política de la modernidad y el liberalismo va a ser realmente como medir esa discrepancia entre experiencias y expectativas. Los reformistas demoliberales pensaban en una discrepancia relativamente pequeña: Vamos reformando gradualmente, las expectativas son poquito mejores, mañana serán diferentes las experiencias de hoy. Los demosocialistas o los socialista revolucionarios tenían una idea de una discrepancia mucho mayor: Hoy vivimos una vida miserable pero mañana tendremos una sociedad mucho mas justa y mejor. En ambos casos la discrepancia existe. La diferencia entre reformismo y revolución, de alguna manera es una diferencia sobre la discrepancia entre experiencias actuales y expectativas futuras.

Lo que hoy pasa es que esta discrepancia se invirtió, ahora tenemos una situación perversa donde las expectativas para la gran parte de la población mundial son negativas, o sea, las experiencias sociales de hoy son miserables. Son muy difíciles para la mayoría de las personas las condiciones de vida y trágicamente el futuro luce peor. Si las expectativas son negativas podríamos decir, con lógica, que nos quedamos como estamos y daríamos (¿es posible?) fin a la historia. No en balde los jóvenes usan camisetas adornadas con una cara sonriente y la leyenda: Sonríe ahora porque mañana estará peor.

Sin embargo las reflexiones del Foro Mundial Social realizadas en Porto Alegre, Brasil y en Mumbay, India, apuestan a que es posible construir un nuevo proyecto de emancipación social, una globalización alternativa opuesta a la globalización opresora, una globalización libertaria que no permita la privatización ni de los bienes de producción, ni del agua, ni del aire, ni de otros bienes naturales, como intentan sin denuedo, una y otra vez, los inhumanos depredadores acumuladores de riqueza, junto con su corte de siervos y lacayos políticos de partido que tienen secuestrada la democracia. http://chainnoticias.blogspot.com
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